En este frío que me abruma,
no puede divisarte en mi camino
inundado de rocío al amanecer.
Tu indiferencia, se ha convertido
en el puñal predilecto
para acabar con este sufrimiento.
El anochecer, es el único aliado
ante este dolor penetrante,
que desiste seguirte cada día.
Y estas líneas que fingen de testigos
de este mi pesar, sólo se limitan
a dejar algo para ti.
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