
Cierro mis ojos y ya no te diviso
en el horizonte de mis recuerdos,
y mis suspiros se desvanecen
como la brisa al rozar mi piel.
Miro al crepúsculo sonriéndome,
invitándome a volar, entre sus alas
de golondrinas y llevar mis
memorias por ese pasaje sin retorno.
Ya no me aferro a tu piel, ni a tus labios,
las dejo consumirse entre cenizas,
y mis deseos de retenerte, te dicen adiós,
guiando mis pasos hacia el olvido.
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